martes, 13 de diciembre de 2016

Una pieza en el puzle de la memoria de Bolaño

Por Elena Hevia
El Periódico.com. 06.11.2016




En noviembre del 2008, cuando el auge planetario de Roberto Bolaño llegaba a su punto álgido con la aparición en Estados Unidos de 2666, este diario fue el primero que en España mencionó la existencia de Carmen Pérez de Vega como una pieza importante en el complejo laberinto vital del autor. Ocho años más tarde, esa mujer, a la que buena parte de los amigos del autor conocían como «la última compañera de Bolaño» y a la que él, aseguran, «solía presentar como su novia» se ha revelado como la piedra en el zapato de la viuda del escritor, Carolina López, que ha interpuesto acciones legales a todo aquel que se atreva a mencionarla como tal, además de a la propia Pérez de Vega. Bolaño, en todo caso, no llegaría nunca a formalizar una separación legal con su esposa.

El asunto no es baladí y en modo alguno tiene que ver con la crónica rosa puesto que afecta a las relaciones de la viuda con un número, cada vez mayor, de amigos del escritor, con quienes ha cortado relaciones, algunas muy provechosas para una mejor contextualización de la obra inédita, como Bruno Montané y el crítico Ignacio Echevarría, a quien el propio Bolaño dejó el encargo de ser el «consejero para asuntos literarios» de su legado pero al que la viuda acabó apartando. La razón de esa ruptura, explicada recientemente en ‘El Cultural’, es que Carolina López no le perdonó haber consultado a Pérez de Vega algunos pormenores de las obras póstumas. Al margen de la relación sentimental, Pérez de Vega es una exigente conocedora de la obra del chileno y como tal participó hace tres años en un Congreso en Santiago de Chile donde brindó un interesante relato de los pormenores de su cocina literaria.

La viuda ha sido muy parca en sus declaraciones y la pasada semana suspendió la presentación de El espíritu de la ciencia-ficción a la prensa alegando problemas de salud. En su entorno se habla de que Pérez de Vega está buscando algo más que la libertad de hablar sobre el autor y su obra. Ella, que ya no esconde su relación sentimental hecha pública a través de terceros, tercia: «Yo no estoy peleando por la herencia de nadie, los herederos son los que son, antes y después de la muerte de Bolaño”.